Uno de mis propósitos de 2020 era recuperar mi ritmo de lectura… No se si es debido a los cambios en mi vida, Netflix, HBO y Amazon Prime o Instagram, la cosa es que en 2019 no he leído tanto como otros años.
He seguido leyendo en internet posts, y viendo charlas, pero en formato editorial, había bajado el ritmo, y debo decir, que soy de la vieja escuela, y que no hay nada como tener un libro en la mano…
Por ello, para que el pensamiento se convierta en actos, me compré uno de los libros que más me apetecía leer: «Inteligencia emocional, por qué puede importar más que el coeficiente intelectual» de Daniel Goleman.
Los que me seguís ya sabéis que todo lo relacionado con la psicología y entender a las personas (ya sean usuarios, equipo, pareja, amigos…) me apasiona, con lo cual podréis imaginar lo que me apetecía tenerlo.
Publicado por primera vez a mediados de los 90, Daniel Goleman, explica a través de estudios científicos, como el poseer inteligencia emocional, es un factor básico en el éxito en la vida de una persona.
Durante años el valor de la inteligencia de una persona solo se medía en términos de IQ (coeficiente intelectual, CI, del alemán Intelligenzquotient o IQ), a través de los resultados que e obtenían en una serie de test diseñados para tal fin.
Pero diferentes investigaciones han demostrado que el poseer un alto IQ non es sinónimo de éxito en la vida. Otros factores influyen, tal y como afirma Goleman la gestión de nuestras emociones es uno de ellos.
¿Qué es la inteligencia emocional?
La inteligencia emocional es la capacidad que poseemos para detectar como nos sentimos ante una determinada situación, el poseer autocontrol, el ser persistentes hacia nuestros objetivos y no desmoralizarnos cuando algo sale mal, la empatía y las habilidades sociales.
Con las últimas técnicas en investigación, se han ido desvelando secretos del funcionamiento de nuestro cerebro. En el libro los distintos estudios nos demuestran la interconexión entre emoción y racionalidad. Como disponemos de 2 tipos de mente, de inteligencias, que trabajan de forma conjunta en muchas ocasiones, aunque en otras, la emocional puede secuestrar a la racional.
Y sino nos damos cuenta de ello, puede que estemos tomando decisiones sin enterarnos de por qué. ¿Te ha pasado alguna vez?
Seguramente en ocasiones te ha sentado algo mal, y no sabías ni por qué, no eras capaz de recordar lo que acabas de leer porque te acaban de dar una buena o mala noticia, o has contestado de forma arisca a alguien que no se lo merecía porque horas antes te había pasado algo que ya no recuerdas, o sabes que te gusta o te cae bien una persona a los 5 minutos de hablar con ella, o has sabido detectar que un amigo estaba mal y le has animado para cambiarle el humor…
Recuerda siempre que no podemos elegir que emoción sentir, pero si podemos hacer, el elegir como sentirnos hacia ello.
Por ello, es muy importante conocernos, y evaluarnos en cada momento para poder tener el control de nuestras vidas.
Interesante, ¿no? Sigamos leyendo…