En mayo volamos a Marrakech para subir nuestro primer 4000: el monte Tubqal, o Toubkal en transcripción francesa. Es el pico más alto de Marruecos y de toda África del Norte, situado en el Atlas, dentro del parque nacional del Toubkal.
Con sus 4.167 metros de altura es una cima fácil de subir, y con vuelos directos desde España, era un objetivo que no nos podíamos perder.
Aunque no es necesario, si sueles hacer montaña y con las aplicaciones de hoy en día, es obligatorio ir con guía. No está del todo mal porque a parte del guía, contratas un mulero para subirte (y bajarte) tu material al refugio, lo cual, se agradece.
Normalmente la gente parte del pueblo de Imlil, subiendo los 1500 metros hasta el refugio, duerme y sale de madrugada a la cima, para bajar los 2500 metros. Nuestra idea era hacerlo al revés, subiendo los 2500 metros de desnivel hasta la cima, para luego bajar al refugio y hacer noche, bajando al día siguiente al pueblo, para coger el taxi y volver a Marrakech. (En realidad, nuestra idea original era hacer una circular en 3 días por el Atlas, pero estos guías te dicen que si a todo en España y al llegar alli es otra cosa).
Pero después de levantarnos a las 5 de la mañana, y mojar hasta la ropa interior de lo que llovía, llegamos al refugió a las 10-11 de la mañana (con parada larga por en medio a tomar un zumo de naranja en los puestos que te encuentras). En la cima nevaba, por lo que nos tuvimos que quedar todo el día allí ya que era imposible subir.
Al día siguiente nos levantamos a las 3:00 (si, te hacen madrugar muuuucho, cuando no es necesario), para subir a la cima. Aun llegando los primeros, fue imposible ver la salida del sol.
Después de bajar por otra ruta para ver los restos de un avión accidentado, a las 12:00 (o antes) estábamos en Imlil, listos para una ducha, comer y bajarnos a Marrakech, pasando de los 0º grados a los 30ºC.
Aunque íbamos con una empresa que una amiga me había recomendado nos pasaron varias anécdotas que aunque hacen que nos riamos después, no te esperas. Una de ellas, fue que el mulero, abrió mi mochila, rebuscó por ella, y se puso mi plumas que al estar diluviando, podéis imaginar como quedó. Esto lo descubrimos porque cuando nos hicieron para a mitad de la subida a tomar algo, al tener frío le pedía al guía si podía coger mi mochila de la mula, para coger más ropa, y delante mío, se quitó el mulero mi plumas empapado y me lo dió, siendo imposible ponérmelo.
Otra es que por mucho que desde España le digas la ruta que quieres hacer y que sueles hacer montaña, te dicen a todo que si, pero al llegar alli te lo cambian.
Y por último, es que siendo que hay internet y saber, con una antelación de horas con bastante seguridad, el tiempo que va hacer, ¿para qué hacernos madrugar y pasar todo el día en un refugio, pudiendo salir más tarde y llegar secos?
Pero bueno, anécdotas del viaje que recordaremos siempre!!
Nota 1: Hay 2 refugios, uno mucho más nuevo que el otro. Si vais a ir, preguntar en cual os alojan, ya que hay mucha diferencia
Nota 2: La comida te la prepara tu guía en el refugio y es estupenda!