La Arquitectura de Información (en inglés Information Architecture, también llamada por el acrónimo IA) tiene por objetivo clasificar y etiquetar información para facilitar su asimilación, el acceso a los distintos bloques de contenido y asegurar la consistencia y escalabilidad futura de la estructura de contenidos.
Buscando un símil, es como el plano de un edificio sobre la que se construyen y organizan las puertas de acceso, los pasillos para ir entre salas, las habitaciones… Traducido a nuestro elemento se refiere a los menús de navegación de las aplicaciones, los bloques de contenidos…
Morville y Rosenfeld, definen en 2006 que una buena arquitectura de información se sustenta en tres pilares: el contexto organizacional en el que se desarrolla, el contenido que alberga y los usuarios que la visitan y consultan.
No es lo mismo definir un etiquetado para usuarios con conocimientos técnicos avanzados sobre un tema, que para personas que no los posean.
Por eso es muy importante saber a que tipo de usuarios nos dirigimos cuando debemos organizar la información de un sistema.
Características de la arquitectura de la información
Una buena arquitectura de información es:
- Intuitiva, aprendida a manejar en un corto periodo de tiempo.
- Flexible apoyando la realización de tareas para los diferentes perfiles de usuario y diversas variables en el contexto de uso actual.
- Consistente, permitiendo predecir el comportamiento del sistema durante la interacción.
- Escalable, orientando el crecimiento de los contenidos según un modelo establecido, en lugar de hacerlo por “apilamiento” de ítems en los menús.
Estructura de información
La estructura de la información se basa en el análisis de las necesidades funcionales que dan como resultado los diferentes bloques de contenidos. La estructura de la información se encarga por tanto de analizar, clasificar y etiquetar la información.
La estructura de la información está íntimamente relacionada con el modelo de acceso que contempla la navegación, la orientación y las herramientas de búsqueda. Por ello tiene que ver con la clasificación y tipos de contenidos, la agrupación de los mismos en extensión y profundidad y su etiquetado.
Crear estructuras de información implica:
- Establecer un modelo según objetivos, perfiles de usuario y características de los contenidos y servicios.
- Determinar la estructura de acceso y entidad.
- Organizar y clasificar la información y etiquetarla.
- Determinar la agrupación, equilibrando el número de ítems por menú y el número de niveles.
- Etiquetar literales cortos, significativos, evidentes y habituales.
Modelos de acceso
El modelo de acceso articula la forma en la que la información se organiza en el sistema de cara al usuario, para facilitar su acceso a la misma. Según cómo se estructuran y relacionan los elementos y contenido con la interfaz, pueden existir:
- Elementos de acceso global.
- Elementos de acceso al árbol de navegación.
Un número de elementos de información e interacción muy elevado aumenta la demanda cognitiva y visual para el usuario, lo que hace que la interfaz se perciba como compleja.
Para ocultar la complejidad inicial, las opciones de acceso han de presentarse de manera:
- Equilibrada: los elementos han de ordenarse en grupos, a presentar como bloques de información, que integren contenidos y acoten la navegación del usuario por la interfaz.
- Jerárquica: ha de existir consistencia entre los diferentes niveles de información y la priorización del aspecto visual de la interfaz.
El modelo de acceso definirá en la guía lo relativo a navegación, orientación del usuario y búsqueda.
Diseño de la estructura
Debe agrupar las tareas de una manera lógica para el usuario, con un fácil acceso a las tareas de segundo nivel.
Las estructuras deben ser equilibradas en ancho y profundidad.
Si la estructura es demasiado profunda se dificulta la carga cognitiva al usuario, tanto en el esfuerzo inicial de investigación de búsqueda como al recordar la ubicación para posteriores usos.
Cada proyecto es diferente y por ello se deben estudiar las necesidades de cada producto o servicio para definir bien el objetivo de cada página. Además tests con usuarios como el «Tree Test» o el «Card sorting» te ayudarán a identificar problemas en la aquitectura y findability de tu navegación.